4.2.09

XIII



Renegados suspiros se levantan
sobre un arco construido de sudores
tan ácidos que queman la esperanza.
¡Ah, Borinquen! Se mueren tus historias
y ante la insensatez de la arrogancia,
tus vástagos se adhieren al engaño
que sugiere ganados los loores
de una gloria sin fin que nunca avanza,
un paquete de folios olvidados
donde no se escribió cientos de años
y el dolor del olvido reafirmado.

Ni esos años alivian el tormento:
desde noches de grillos y coquíes,
hasta anuales cigarras congeladas
debajo de raíces sin la gracia
de ofrecer una flor al desconsuelo.
Desde calor de sal y frescas palmas,
hasta el anochecer de cruento invierno…
donde amarga el olor a dulce fresco,
y las flores no exhalan sus fragancias,
hasta el amanecer de mis desvelos.

Mas allá de la muerte de millones,
más que a fuerza vivir un parto eterno…
Desde donde se encuentran las verdades
hasta donde se funden las razones;
desde donde han de morir los grillos,
hasta donde se acallan las cigarras…
Cada vez es más duro y más profundo;
más que el sumario juicio a los cobardes,
desde el enfermo afán de perpetuarse,
hasta el nuevo brillar de tu horizonte…


4 de febrero 2009
Anasco, Puerto Rico

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