Irreverancia
Queman los discursos Nazis.
Los gendarmes no entienden
los gritos de las gentes,
las tablas de Moisés,
y la duda de Descartes
que son resistencia
en los dientes de Gandhi
y en la espada de Mordehai Anilevich…
¡Carajo!
Los gendarmes no entienden
“La Marsellesa”
ni “La Internacional”
ni “Los Santos marchando”
en los campos de algodón…
Tu pelo enardecido
con la luz de la ciencia
y la mímica sin paciencia
que fueron música
en la letra de Goethe,
cayeron con tu cuerpo
en abanico negro
¡Carajo!
eternamente.
Ahora el extracto de tu vida
se trepa por las escaleras
y se mimetiza en gente,
¡Carajo!
¡Apasionadamente!
.
.
Mi profe querido, a raíz del impacto que produjo en mí este maravilloso y excelente poema, humildemente envío mi reacción al mismo. Espero que igualmente llegue a algún lugar.
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