18.7.09

Descubrimiento

Descubrimiento

Un pardo oscuro, borroso, marcaba las grietas,
definiendo caminos, curvas, líneas, montañas...
para formar un mapa de intersecciones simples,
abundantes y claras...

Miraba embelesado las huellas en sus manos.

Eran como los cortes de filosa navaja
y llenaban sus palmas casi hasta las muñecas...


Las hondas cicatrices de un arduo trabajo
eran pequeños brotes de recrecida piel
que surgía al descuido, apostando a mañana:
más clara y más leve.

Redescubrió castillos que construyó en el aire,
y en el centro de un bosque, cantaba una princesa
tarareaba muy quedo
despertando ángeles y venciendo demonios.
Vió mecerse las velas de un gran barco pirata,
reconoció los ruidos de las hambrientas aves,
y un acantilado donde a golpe de agua
se morían las olas.

Escondidas al fondo, muchas noches secretas
donde el llanto era el velo de la desesperanza,
y la almohada la amiga que tenía más cercana.

Miraba embelesado las huellas en sus manos,
abundantes y leves
casi hasta las muñecas.


©Rufina
6 de julio del 2009,
Elizabeth, NJ

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