5.3.10

Se está yendo




Así, con la suavidad
con la que cae la nieve esta noche.
Sin prisas. Con una tranquilidad tan impresionante,
que a fuerza, duele.
Tan liviano el tono de voz, que dice nada.
Ha sido tan corto el tiempo, que no hubo espacio
para otra cosa que no fuera dejar las cargas
y el miedo, en ese lugar inexistente que es pasado.
No hay espacio para decidir.
Ha llegado el momento de asumirnos vanidad inútil,
patético entre-acto.

Extensos letargos
entre lágrimas que escapan
advirtiendo del dolor... No existe una queja.
Dar la cara al fracaso no alarga la vida: la engrandece.
Se siente mayor la impotencia, y nuestra humana miseria
aplasta pretensiones y destruye comienzos.
Porque no hay nada más.

Así, con la misma suavidad con que deja de nevar,
sólo se escucha el difícil respiro de un cuerpo
que se aferra a la agonía dolorosa, al misterio
que desconoce más allá del hoy...
¡A la certeza de regresar al inicio!

Rufina©

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