30.6.09

Perdemos



Perdemos


Perdemos nuestros tesoros
por la más crasa ignorancia arraigada en las venas,
siglos de cruenta pobreza,
llanto de sangre el tintero...
¡parto sobre las piedras!

¿Cómo celebra la vida
quien provoca nuestra muerte?

Los depredadores riegan sobras
de su carroña disfrazada de manjares,
y comemos de sus platos el horror,
hábito eterno... finalmente innecesario,
afianzado por los años.

¡Ah! ¡Desolación y miedo!
Intenta anular conciencias con la más vieja mentira:
"Habla más alto, denuncia:
Así, ¡morirás primero!".

Pero rebosa el tintero y su luz plena
proyecta donde el amor nunca alcanza.

El parto de llanto y sangre
encuentra en la piedra hendija,
y se lanza a la conquista de espacios
libres de engaños, de mentiras repetidas,
de carroña y falsa ciencia.

¡Ah! ¡Desolación y miedo!
Sólo sirves al tirano para abalar los engaños.
Siempre te tiene en su fuero
quien contando con recuerdos
no sabe mirar futuros...
¡Ni a construirlos avanza!

©Rufina

25.6.09

Irreverancia



Poema en homenaje póstumo a la estudiante Neda, de 16 años de edad, asesinada en las calles de Teherán el 20 de Junio 2009
.
¡Liberación carajo!
Ernesto Kahan © Copyright Paxaporte. Editorial Aurora, 2002
.
.
Quiero beber el extracto de tu vida
apasionadamente, gota a gota
impregnándome en cada molécula
e intensamente con el perfume
que elaboraste del viento
y el contacto humano en días
en que la historia hierve
por las calles con los estudiantes.
.
Amor y pasión por una justicia
que no llega a los poetas del pueblo,
a los niños miserables
o las prostitutas drogadas
por el humo de los prostituyentes.


Queman los discursos Nazis.

Nefastos que buscan en las postales
mantener su poder insultante.

¡Carajo!


Los gendarmes no entienden

los gritos de las gentes,

las tablas de Moisés,

y la duda de Descartes

que son resistencia

en los dientes de Gandhi

y en la espada de Mordehai Anilevich…


¡Carajo!

Los gendarmes no entienden

“La Marsellesa”

ni “La Internacional”

ni “Los Santos marchando”

en los campos de algodón…


Tu pelo enardecido

con la luz de la ciencia

y la mímica sin paciencia

que fueron música

en la letra de Goethe,

cayeron con tu cuerpo

en abanico negro

sobre el pavimento.


¡Carajo!

Una bala no perdida
de un gendarme
sin historia y sin futuro
te alcanzó en el puente
y fijó tu sonrisa de antes,

eternamente.


Ahora el extracto de tu vida

se trepa por las escaleras

y se mimetiza en gente,

¡Carajo!

¡Apasionadamente!

.

.

Mi profe querido, a raíz del impacto que produjo en mí este maravilloso y excelente poema, humildemente envío mi reacción al mismo. Espero que igualmente llegue a algún lugar.

Besossssss,
Rufis
Irreverencia
.
Para vivir hay que asumir el colapso,
y en las derrotas entender la realidad;
desligarse de la culpa, de un pasado
que llena mañanas de profundas penas.
Buscando al fantasma que obliga
a permanecer en lo que somos,
la tragedia se hace terrible.
.
Todo luce y suena irreal,
y como en una pesadilla no hay escape.
Mueren incipientes las promesas,
cual hábito enfermizo y cotidiano.
.
El llanto ya no torna en alabanzas
ni destruye consecuencias, ni motivos...
Lo peor: ¡No es escuchado el grito!
.
Es muy fácil adherirse a la indeferencia.
Ser uno más, que es no ser...
Vivir abrazado al colapso,
permanecer en la trágica derrota.
.
©Rufina
Rufis:
Tu poema llega a muchos lugares y especialmente a mi corazón que te respeta, admira y te agradece por ser tan especial y auténtica
Lo peor: ¡No es escuchado el grito!
Los que no escuchan son los que no quieren escuchar
Te quiero mucho
Ernesto






10.6.09

Hay una voz




Hay una voz


Hay una voz que no dijo

lo suficiente, lo necesario...

Ni siquiera lo importante.

No se alzó sobre los cerros,

ni temió a falsos gigantes.


No se lanzó de repente

a cualquier profundo abismo.

No alcanzó nunca los cielos,

ni conoció de amarguras:

nunca encontró en el dolor

algún motivo de queja.

No tuvo grandes amores.


Hay una voz que no dijo

ninguna palabra hiriente,

nada duro, nada serio,

ni siquiera interesante.

No vivió una quimera,

no sintió ser vulnerable,

ni quiso tener un hijo.


Hay una voz insolente

que pertenece a ninguno;

no responde a la ternura,

ni al escozor de una ofensa.

Nunca supo de un abrazo.


Una voz desconocida

llena de profundas voces

que llenan el horizonte;

se alimenta de locura,

justifica los errores.


Hay una voz que no dijo

siquiera lo necesario:

No tuvo grandes amores,

no quiso tener un hijo.


©Rufina

Allí estás



Allí estás.
Imponente, posas contra el claroscuro,
variables contornos, sensual, llamativo.
Proyectas tu fuerza de eterna victoria
contra la embestida de los elementos.
Música-Universo que produce el viento
sobre una cabeza llena de memorias.
Refugio, albacea, cuna de mil sueños.
Confidente fiel de ajenos secretos,
descanso, consuelo, partero, alimento.

Guarda vitalicio de ocultos romances
y sangrientas guerras, ríes con los logros,
cuentas las historias, lloras los fracasos...
El cántico añal de tus protegidos
mueve de tu fibra hasta los cimientos.
Allí estás.
Firme ante el ataque de los inconscientes,
cada cicatriz tiene alguna historia,
cada nueva capa desde dentro empuja
las viejas cubiertas llenas de misterios.
Tácito y silente tu estancia reafirmas
ante el desfío de violenta muerte.
Tan quieto y confiado, que tus habitantes
ni siquiera tienen un leve presagio.

Allí estás.
Contra el claroscuro.
¡Inmóvil y victorioso!


©Rufina

27.5.09

Sentido Contrario

Todo lo que no sé, se oculta a mi luz
-como el pecado-
Se adhiere a los trazos de viento
intentando encontrar hondas perdidas
en una inmensidad de irrealizables sueños.

En las mañanas, antes del sol,
el cansado parpadear de vigilantes ojos
cuenta historias recientes donde, abandonado,
el amor se desliza lejos, en sentido contrario
¡y duele!

Los ojos aprenden a escuchar
cuando el vacío de la distancia se torna insalvable
y mi luz se expande
al encuentro de una esperanza
que prometa matar los demonios
dentro de sus escondrijos...
¡O rendirles culto!

Así, como el pecado, en medio de sombras
se piensa imposible curar las heridas,
retomar el camino, luchar por las metas.
Sólo hasta que el viento retorna revitalizado
y antes del sol,
remueve imposibles reparando daños.

Entonces mi luz se lanza
hasta donde hace poco brotaban los frutos,
se hacen inmensas las desnudas verdades
y el amor... ¡Pide a gritos lo innombrable!

Todo lo que no sé continúa oculto,
antes del sol, en hondas perdidas, trazos de viento...
Ojos cansados
en sentido contrario.

©Rufina

15.3.09

El cuento de nunca acabar


De regreso al encuentro de nuestro norte, como cuando las afiebradas tardes daban razones a la esperanza, y flotaban los sueños entibiando los días sobre cimientos de aire que abatidos y débiles enfrentaban los miedos. Nunca estuvieron lejos, sino de la ceguera que amenazó desaparecer y devolvernos a la desprotección. Como estuvimos antes... Como estuvimos siempre...
Como estamos ahora.

La lírica de las sirenas no ha cambiado en milenios, pero aparece nueva a quienes se consumen soñando con perderse dentro de remolinos que dejan atrás sus colas. No existe persuación ante la perspectiva de asumir lo perdido y, con el tiempo, se abren los sentidos y la virtual vivencia de las cosas sin rostro, hace que lo imposible nos mire de frente buscando afirmar pasos, respirar profundo... ¡aferrarse a la vida!

Justo antes de la meta, hay quien renuncia a todo por sentir el tormento de haber estado ahogado por demasiado tiempo... y hay quien llegando al cielo, abandone su nube y se lanze al vacío creyendo tener alas. La realidad se impone, porque estamos muy lejos de abrazar lo perfecto, tener las soluciones para todo conflicto, cumplir responsables con nuestros compromisos, encontrar la vereda que un día nos redirija a ese norte perdido por negar la simpleza del honor de estar vivos.


©Rufina




5.3.09

Sorpresa

Marzo llegó de pronto,
con un golpe de hielo
en el rostro desnudo,
el ardor en los ojos
vaticinando iras,
y los labios resecos
clamando por un beso.
No hubo tiempo al escape
cuando entre malas yerbas
agonizaron solos
incipientes capullos.

Marzo llegó de pronto
buscando un acomodo
y sin ser bienvenido,
a intentar -nuevamente-
encontrar entre muertos
una raíz que en tierra
haya sobrevivido
la rabia de los siglos,
dispuesta a los rencuentros,
a un nuevo horizonte...
¡Recobrar lo perdido!

©Rufina

27.2.09

No quiero



Hoy no quiero
escuchar las quejas
que ya nadie atiende.
No estaré,
cuando llegue a mi puerta
anunciando su duelo
la negra mariposa
que se libera pronta
a acompañar desgracias.
Ni siquiera los cirios
con su luz mortesina,
ni una flor, ni una pena,
una lágrima, un grito...
harán brotar del cielo
el necesario alivio.
No existen oraciones
que no hayan sido dichas,
ni ha quedado mortaja
sin haber sido usada.
Hoy no quiero
el falso compromiso
de una comitiva
que ante toda tragedia
no ha sido solidaria
compartiendo lo poco
que para otro es mucho,
curando el dolor del hambre,
cubriendo cuerpos desnudos,
entregando refugio
a quienes no eligieron
ser las víctimas tristes
del terror y la insidia
que acarrea desconsuelo.
No quiero
ser parte del engaño
que empuja a la contienda,
añadirme a la queja,
tener siempre respuestas
para lo que no escucho...


©Rufina


25.2.09

El otro lado

La tarde se parece al sol
y un resplandor de luna
se figura en la lluvia,
yo soy
el que ha tardado demasiado.
Duendes paralíticos,
sueñan la libertad.
Qué existe del otro lado del otoño,
qué angustia sin claveles
se me queda en la manos.
Escalinatas de fantasmas,
camino del crepúsculo,
se han quedado perdidas...

LUIS ALBERTO BATTAGLIA
OCTUBRE 2008

El Reloj


Porque todos sus días, dolores, y sus ocupaciones,
molestias, aún de noche su corazón no reposa. -Eclesiastés


Hay en los dominios de la fantasía bellas comarcas en donde los árboles suspiran y los arroyos cristalinos se deslizan cantando por entre orillas esmaltadas de flores a perderse en el azul mar. Lejos de estas comarcas, muy lejos de ellas, hay una región terrible y misteriosa en donde los árboles elevan al cielo sus descarnados brazos de espectro y en donde el silencio y la oscuridad proyectan sobre el alma rayos intensos de sombría desolación y de muerte.
Y en lo más siniestro de esa región de sombras, hay un castillo, un castillo negro y grande, con torreones almenados, con su galería ojival ya derruida y un foso lleno de aguas muertas y malsanas.
Yo la conozco, conozco esa región terrible. Una noche, emborrachado por mis tristezas y por el alcohol, iba por el camino tambaleándome como un barco viejo al compás de las notas de una vieja canción marinera. Era una canción la mía en tono menor, canción de pueblo salvaje y primitivo, triste como un canto luterano, canción serena de una amargura grande y sombría, de la amargura de la montaña y del bosque. Y era de noche. De repente, sentí un gran terror. Me encontré junto al castillo, y entré en una sala desierta; un alcotán, con un ala rota, se arrastraba por el suelo.
Desde la ventana se veía la luna, que ilumina a con su luz espectral el campo yerto y desnudo; en los fosos se estremecía el agua intranquila y llena de emanaciones. Arriba, en el cielo, el brillante Arturus resplandecía y titilaba con un parpadeo misterioso y confidencial. En la lejanía las llamas de una hoguera se agitaban con el viento. En el ancho salón, adornado con negras colgaduras, puse mi cama de helechos secos. El salón estaba abandonado; un braserillo, donde ardía un montón de teas, lo iluminaba. Junto a una pared del salón había un reloj gigantesco, alto y estrecho como un ataúd, un reloj de caja negra que en las noches llenas de silencio lanzaba su tictac metálico con la energía de una amenaza.
«¡Ah! Soy feliz -me repetía a mí mismo-. Ya no oigo la odiosa voz humana, nunca, nunca.»
Y el reloj sombrío medía indiferente las horas tristes con su tictac metálico.
La vida estaba dominada; había encontrado el reposo. Mi espíritu gozaba con el horror de la noche, mejor que con las claridades blancas de la aurora.
¡Oh! Me encontraba tranquilo, nada turbaba mi calma; allí podía pasar mi vida solo, siempre solo, rumiando en silencio el amargo pasto de mis ideas, sin locas esperanzas, sin necias ilusiones, con el espíritu lleno de serenidades grises, como un paisaje de otoño.
Y el reloj sombrío medía indiferente las horas tristes con su tictac metálico. En las noches calladas una nota melancólica, el canto de un sapo me acompañaba.
-Tú también -le decía al cantor de la noche- vives en la soledad. En el fondo de tu escondrijo no tienes quien te responda más que el eco de los latidos de tu corazón.
Y el reloj sombrío medía indiferente las horas tristes con su tictac metálico.
Una noche, una noche callada, sentí el terror de algo vago que se cernía sobre mi alma; algo tan vago como la sombra de un sueño en el mar agitado de las ideas. Me asomé a la ventana. Allá en el negro cielo se estremecían y palpitaban los astros, en la inmensidad de sus existencias solitarias; ni un grito, ni un estremecimiento de vida en la tierra negra. Y el reloj sombrío medía indiferente las horas tristes con su tictac metálico.
Escuché atentamente; nada se oía. ¡El silencio, el silencio por todas partes! Sobrecogido, delirante, supliqué a los árboles que suspiraban en la noche que me acompañaran con suspiros; supliqué al viento que murmurase entre el follaje, y a la lluvia que resonara en las hojas secas del camino; e imploré de las cosas y de los hombres que no me abandonasen, y pedí a la luna que rompiera su negro manto de ébano y acariciara mis ojos, mis pobres ojos, turbios por la angustia de la muerte, con su mirada argentada y casta.
Y los árboles, y la luna, y la lluvia, y el viento permanecieron sordos. Y el reloj sombrío que mide indiferente las horas tristes se había parado para siempre.

Fin.
Pío Baroja.

Reflexión en el adiós a un poeta


Hubo un tiempo en que la muerte de un poeta no pasaba inadvertida para las grandes multitudes. No es un chiste ni una exageración. Realmente existió una época en que Victor Hugo tenía los funerales de un emperador; las costureras y las amas de casa hablaban de Darío, Neruda, Carriego, Vallejo, Rilke o D'Annunzio por las calles del mundo; o las mujeres florentinas se cruzaban de vereda para no toparse con Dante, porque no querían trato con el hombre que "había bajado al Infierno" (y en cierto sentido tenían razón).
Hace unos días murió el poeta y periodista Daniel Chirom, editor de la revista de poesía El Jabalí y del programa del mismo nombre que se emitió durante varios años por Radio Nacional. Fue autor de varios libros ("Crónica a Robledo Puch", "Los Atlantes", "La Diáspora", "El Hilo de Oro", "Candelabros", etc), pero fue un incansable, frenético, obstinado difusor de la poesía. En tiempos en que la Argentina se debatía en discusiones sobre economía, política o la formación de la selección de fútbol, Chirom se entregó a la tarea de rescatar, con ediciones sencillas y riquísimas, o mediante artículos en los suplementos literarios de Clarín, La Prensa, La Razón, El Periodista, Debate, etc, a poetas y escritores olvidados de las letras hispanoamericanas o voces del continente insuficientemente leídas o no conocidas. Antologías de Wallace Stevens, Walt Whitman, Raúl Gustavo Aguirre o Edgar Bayley se sumaron a esa tarea encomiable. Hace unos años, el poeta y profesor Juan Manuel Marcos realizó un estudio sobre su obra que fue publicado en la Universidad de Louisiana, Estados Unidos, bajo el título "Imagen y Autoimagen en Daniel Chirom".
Era hijo de Perla Chirom (que durante años condujo en radio el programa "Buenas tardes, buenos libros" ) y fue amigo de casi todos los poetas (conocidos o desconocidos) que se le cruzaron en el camino. En los bárbaros tiempos del nazismo, las hordas hitlerianas saquearon la casa de Saint-John Perse y destruyeron sus poemas inéditos. Agobiado, temeroso, en un momento sacó fuerzas de algún lado y comentó: "Después de todo no importa. Yo soy poeta, lo demás es secundario". Esas palabras, que Chirom conocía, podían haber sido tranquilamente suyas. Walt Whitman observó en cierta oportunidad que "para tener grandes poetas, debe haber también grandes públicos". Chirom fue, en esta Argentina tantas veces devaluada, uno de los intelectuales que trabajaron con entusiasmo en la construcción de ese auditorio. No es mucho más lo que puede hacer una persona.


Gregorio Riveros .´.Pampanito. Trujillo (Venezuela).Tlf. 0416-476.54.04

23.2.09

FRANZ KAFKA, UN DESCONOCIDO ESCRITOR



(Dedicado a Jorge Herralde)
Pablo Paniagua

La otra mañana, a eso de las seis, me desperté con esta pregunta en la cabeza: ¿Qué pasaría si Franz Kafka viviera ahora, siendo un total desconocido, e intentara buscar un editor? Esta pregunta, sin duda, nace de la afirmación de un amigo que dice: “Los grandes escritores del siglo XX serían rechazados hoy en todas las editoriales, por lo menos en las de España.” Un modesto escritor, llamado Franz Kafka, dormía acurrucado en un colchón cubierto con un par de mantas. Era viernes y no había ido a trabajar porque estaba enfermo, tenía una incipiente bronquitis y no paraba de toser. Ya desde pequeño su salud se demostró bastante frágil, sobre todo en las vías pulmonares, y ahora, por ser invierno, era proclive a enfermarse con facilidad. Entre el compás de su forzada respiración de pronto escuchó el timbre de la puerta, por lo que se levantó casi tiritando, con una manta sobre los hombros, para ver quién llamaba con tanta insistencia. Al abrir, pudo comprobar que era la señora encargada de limpiar la escalera que, en sus manos, traía una carta con membrete.

–Esto estaba encima de los buzones, señor Kafka. Es para usted –dijo la señora.

–Gracias –dijo al recibirla.

–Y cuídese, que no le veo muy bien –añadió antes de irse, a modo de despedida.

Franz Kafka miró el remitente y vio que se trataba de la editorial Adiagrama (la del prestigioso editor Juan Iturralde), sita en la ciudad de Barcelona. Hacía justo dos meses les envió un original, sin ser un ejemplar solicitado, y le extrañó que le contestaran con tal prontitud.

Con la emoción casi se olvidó del frío, de su malestar y de la tos, pensando que podían haber aceptado su novela. Abrió el sobre y extrajo una carta que decía:
28/02/2007 Estimado Franz Kafka,
Sentimos comunicarle que, debido al exceso de títulos contratados, nos resulta imposible incluir EL PROCESO en nuestra programación, sin que eso suponga un juicio negativo de su obra. Confiamos en que no tenga problemas para su publicación en cualquier otra editorial con menos agobio de títulos y, agradeciéndole haya pensado en Adiagrama, le saludamos muy cordialmente.
Atentamente, Laura Carral.
Le recordamos que no nos resulta posible devolver los originales no solicitados, a no ser que el autor lo recoja por sus propios medios en el plazo de un mes de esta carta.
Editorial Adiagrama.
Así era esa carta de rechazo, una de tantas, pero esta vez de su editorial predilecta. El contenido venía a ser el mismo de las demás editoriales, casi con idénticas palabras, de la amable carta que le imposibilitaba para publicar y que, de plano, le arrojaba al ostracismo. Había pedido informes por Internet, enviado la información requerida y algún que otro original, pero ningún editor del mundo tenía interés en publicar su novela.

Tanto tiempo y tanto esfuerzo para escribir una novela incomprendida, sin valor comercial, una rareza literaria sin sentido para cualquier editor, cuando el predominio del género novelístico oscilaba entre historias de misterio y ambientaciones de relatos históricos. Su novela, sin duda, era vista como la obra excéntrica de un loco, algo anodino y sin sentido para cualquier lector, una apuesta estética inútil y, por tanto, un producto desechable. Total, Franz Kafka era un don nadie, un escritor sin futuro, un asunto menor, un fracasado para cualquiera y para él mismo.

“Ya podía ponerse a trabajar en vez de escribir semejante basura”, debían pensar en las editoriales donde envió el original de “El Proceso”.

Pero Franz Kafka escribía por una necesidad visceral, porque era un artista al que no le importaba pasar hambre y sufrir penalidades con tal de seguir adelante con su pasión. Ésa era su vida y su sueño, su apuesta. Él era un emigrado checo que decidió abandonar el hogar familiar, e incluso su país, después de haber sufrido un desengaño amoroso, lo que le sirvió de pretexto, además, para librarse de un insufrible padre al estaba cansado de soportar. De tal modo que en compañía de su mejor amigo, Max Brod, tomó rumbo hacia tierras españolas con destino a la ciudad de Madrid, donde ambos alquilaron un pequeño apartamento en el barrio de Tetuán.

Ese viernes, cuando abrió la puerta para recibir la carta, su amigo Max se había ido como de costumbre a trabajar, y él estaba solo y enfermo entre las estrechas paredes de lo que suponía su nuevo hogar. Encima de la mesa estaba su vieja computadora portátil, que compró de segunda mano, y dentro de ella un par de novelas y algunos relatos. Pensó, entonces, que empezaría una nueva novela, de un castillo que estaba siempre a la vista pero que era inalcanzable, donde todos los caminos conducían a él y por ellos nunca se llegaba, donde se sabía de sus habitantes pero difícilmente se dejaban ver.

Era la metáfora de esa incapacidad de publicar sus escritos, de editoriales que eran castillos de burocracias inexpugnables e incapacidad. Ahora, no podía hacer nada más que escribir esas historias, que sólo él y su amigo Max comprendían, para olvidarse de todos los infortunios de su vida sumergiéndose en la literatura, cuando se preguntaba si algún día su trabajo vería la luz pública. Así, influido por estos pensamientos, se pasó toda la tarde escribiendo, con la tos y la manta sobre los hombros, algo que empezaba así: Cuando K llegó ya era de noche. La aldea estaba cubierta por una espesa capa de nieve. Nada se podía distinguir en las alturas, sumidas entre niebla y oscuridad, y ni siquiera la más débil luz indicaba la presencia de un gran castillo. K se quedó un buen rato de pie en el puente de madera que unía la carretera con el pueblo, elevando su mirada hacia un vacío penetrante.

Ésa era precisamente la imagen de su vida, todo brumas y oscuridad a su alrededor, incomprensión por todos lados ante su forma de entender la literatura, con un estilo tan peculiar de laberintos conceptuales que a la vez buscaban una justificación por medio de un proceso racional, donde el protagonista de sus historias chocaba contra esa muralla de convencionalismos inamovibles, los mismos que él padecía con la industria editorial.
Pero él, a pesar de todo, no podía dejar de escribir y escribir…

Max Brod llegó del trabajo, envuelto en un abrigo largo y con la cara enrojecida por el frío, pero con una sonrisa por estar de nuevo ante la presencia de su admirado y gran amigo.

–¿Cómo te fue, Franz? ¿Estás mejor? –fueron sus primeras palabras.
–Hoy es un gran día para mí –contestó–. Empecé una nueva novela que se llama “El Castillo”.

En ese momento, Max Brod vió sobre la mesa la carta de la editorial Adiagrama, que cogió para leer.

–Podía haber sido un mejor día… –dijo con tristeza.

–No te preocupes, lo importante es creer en lo que haces por encima de todas las trivialidades que nos acosan, sin perder los ánimos para continuar con lo que un día decidiste hacer.

–Eso no lo dudo Franz –dijo Max con una leve sonrisa–, pero creo que deberías hacer algo más que escribir.

–¿Algo como qué?

–Tú lo que necesitas son lectores, eso es lo importante. Si la industria editorial te rechaza, lánzate como escritor por Internet y demuéstrales de lo que eres capaz. Tú, mi querido amigo, eres un buen escritor que no merece el desprecio de un grupo que sólo mira por el dinero, mientras rechazan el arte. No dejes que nadie eche por tierra tu sueño de ser escritor, porque tú ya lo eres, de eso no tengo ninguna duda.

Franz Kafka se quedó pensativo por unos instantes, tosió un par de veces, y levantó la cabeza para mirar a su amigo, con esos ojos oscuros que siempre denotaban cierta melancolía, y dijo: –Seguiré tu consejo… De nada necesito a los que no valoran mi trabajo… Me lanzaré como escritor por Internet, para encontrar lectores que no se conformen con lo que el mercado editorial les trata de imponer como literatura de calidad, cuando muchas veces no lo es… Les demostraré, como tú dices, de lo que soy capaz, que la literatura es un arte que nada tiene que ver con el comercio, que la literatura no son hamburguesas de McDonald´s ni latas de Coca-Cola, que la literatura se merece mucho más que ser vilipendiada por actos de mercadotecnia...

Ahora Franz Kafka se expresaba con entusiasmo, pues, desde luego, no iba a dejar que nadie pisoteara sus sueños, lucharía por hacerse un lugar frente esa industria editorial que había perdido, en gran parte, su vocación de servir al engrandecimiento de algo que se estaba olvidando, para pasar a un descolorido pastiche de lo que decía o ambicionaba ser. –¿Quién publicaría hoy a autores como Thomas Mann o Marcel Proust? –se terminó por preguntar.

Max Brod, al escuchar lo que era una queja más que una pregunta, una crítica feroz, una realidad, soltó una carcajada que rebotó en las paredes del pequeño salón, mientras se despojaba del abrigo.

–Bien lo dices, mi querido Franz… Bien lo dices…

–¡Ya sé lo que haré! –exclamó Franz Kafka, ante una idea repentina–. Publicaré en un blog, como novela por entregas, “La metamorfosis”. Creo que la historia de Gregorio Samsa, que de un día para otro se convirtió en cucaracha, será ideal para publicar en Internet.

Y los dos amigos decidieron abrir una botella de vino tinto de Rioja, para así brindar por todos aquéllos que creen en la salvación de la literatura.

–¡Bienvenido sea Internet, porque muy pronto de ahí saldrán grandes escritores!

Exclamó Max Brod, entre el tintineo de los dos vasos al chocar.

Pablo Paniagua

Tempestad de almas-Clarice LISPECTOR-Cuento

Ah, si lo hubiera sabido, no nacía, ah, si lo hubiera sabido, no nacía. La locura es vecina de la más cruel sensatez. Devoro la locura porque ella me alucina calmadamente. El anillo que tú me diste era de vidrio y se rompió y el amor no terminó, pero, en lugar de él vino el odio de los que aman. La silla es un objeto. Inútil mientras la miro. Dime, por favor, qué hora es para que yo sepa que estoy viviendo en esta hora. La creatividad es desencadenada por un germen y yo no tengo hoy ese germen, pero tengo incipiente la locura que en sí misma es creación válida. Nada más tengo que ver con la validez de las cosas. Estoy liberada o perdida. Voy a contarles un secreto: la vida es mortal. Mantenemos ese secreto en mutismos cada uno frente a sí mismo porque conviene, si no, sería volver cada instante mortal.

El objeto silla siempre me interesó. Miro esta que es antigua, comprada en un anticuario,y estilo imperio; no se podría imaginar mayosimplicidad de líneas, contrastando con el asiento de fieltro rojo. Amo los objetos en la medida en que éstos no me aman. Pero si no comprendo lo que escribo no es mi culpa. Tengo que hablar, pues hablar salva. Pero no tengo una sola palabra que decir. Las palabras ya dichas me amordazan la boca. ¿Qué es lo que una persona le dice a otra? Además del "Hola, ¿qué tal?". Si tuvieran la locura de la franqueza, ¿qué se dirían las personas, unas a otras? Y lo peor sería lo que se diría una persona a sí misma, pero sería la salvación, aunque la franqueza esté determinada por el nivel consciente y el terror de la franqueza venga de la parte que está en el vastísimo inconsciente que me liga al mundo y a la creadora inconsciencia del mundo. Hoy es día de muchas estrellas en el cielo,por lo menos así promete esta tarde triste que una palabra humana salvaría.Abro bien los ojos, y no pasa nada: sólo veo. Pero el secreto, no lo veo ni lo siento. El tocadiscos está descompuesto y vivir sin música es traicionar la condición humana que está rodeada de música. Además, la música es una abstracción del pensamiento, hablo de Bach, de Vivaldi, de Haendel. Sólo puedo escribir si estoy libre, y libre de censura, si no sucumbo. Miro la silla estilo imperio y entonces es como si Esta también me hubiera mirado y visto. El futuro es mío mientras viva. En el futuro se va a tener más tiempo de vivir y, de paso, escribir. En el futuro, se dice: si lo llego a saber, yo no habría nacido. Marli de Oliveira, yo no te escribo cartas porque sólo sé ser íntima. Además, sólo sé ser íntima en todas las circunstancias, por eso, soy muy callada.

Todo lo que nunca se hizo, ¿se hará un día? El futuro de la tecnología amenaza destruir todo lo que es humano en el hombre, pero la tectnología no alcanza a la locura,yen ella es donde lo humano del hombre se refugia. Veo las flores en el jarrón: son flores del campo, nacidas sin ser plantadas, son lindas y amarilla. Pero mi cocinera dice:¡huy¡ qué flores tan feas. Sólo porque es difícil comprender y amar lo que es espont´-aneo y franciscano. Entendder lo difícil no es mérito, pero amar lo fácil de amar es un gran paso en la escala humana. Cuántas mentiras estoy obligada a decir. Pero me gustaría no estar obligada a mentir conmigo misma. Si no, ¿qué me queda?

La verdad es el residuo final de todas las cosas, y en mi inconsciente está la verdad que es la misma del mundo. La luna está, como diría Paul Eluard, éclatante del silence. Hoy no sé si vamos a tener Luna visible, pues ya es tarde y no la veo en el cielo. Una vez miré de noche el cielo, abancándolo con la cabeza echada hacia atrás, y me quedé marcada de tantas estrellas que se ven en el campo, pues el cielo del campo es limpio. No hay lógica, si se piensa un poco en la ilogicidad perfectamente equilibrada de la naturaleza. De la naturaleza humana tambien. ¿Que sería del mundo, del cosmos, si el hombre no existiera? Si yo pudiera escribir siempre así, como estoy escribiendo ahora, estaría en plena tempestad del cerero, que es lo que significa brainstorm. ¿Quién habrá inventado la silla? Alguien con amor a sí mismo. Inventó, entonces, una mayor comodidad para su cuerpo. Después lo siglos se sucedieron y nadie más prestó realmente atención a una silla,pues usarla es casi automático. Es preciso tener valor para hacer un brainstorm: nunca se sabe lo que puede venir a asustarnos. El monstruo sagrado murió. en su lugar nació una niña que estaba sola. Bien sé que tendré que parar, no debido a la falta de palabras, sino porque estas cosas, y sobre todo las que sólo pensé y no escribí, no suelen publicarse en periódicos.

Trad. Cristina Peri Rossi, para Cuentos reunidos de Clarice LISPECTOR, edit. Siruela,2008

4.2.09

XIII



Renegados suspiros se levantan
sobre un arco construido de sudores
tan ácidos que queman la esperanza.
¡Ah, Borinquen! Se mueren tus historias
y ante la insensatez de la arrogancia,
tus vástagos se adhieren al engaño
que sugiere ganados los loores
de una gloria sin fin que nunca avanza,
un paquete de folios olvidados
donde no se escribió cientos de años
y el dolor del olvido reafirmado.

Ni esos años alivian el tormento:
desde noches de grillos y coquíes,
hasta anuales cigarras congeladas
debajo de raíces sin la gracia
de ofrecer una flor al desconsuelo.
Desde calor de sal y frescas palmas,
hasta el anochecer de cruento invierno…
donde amarga el olor a dulce fresco,
y las flores no exhalan sus fragancias,
hasta el amanecer de mis desvelos.

Mas allá de la muerte de millones,
más que a fuerza vivir un parto eterno…
Desde donde se encuentran las verdades
hasta donde se funden las razones;
desde donde han de morir los grillos,
hasta donde se acallan las cigarras…
Cada vez es más duro y más profundo;
más que el sumario juicio a los cobardes,
desde el enfermo afán de perpetuarse,
hasta el nuevo brillar de tu horizonte…


4 de febrero 2009
Anasco, Puerto Rico

25.1.09

Lo justo

Lo justo

Innombrable se arrastra bajo piedras-milenios,
testigo de batallas en guerras reinventadas
llenas de amados rostros echados al olvido.

Llamados escogidos atacaron raíces;
y la sangre entre hermanos se mezcla, se derrama.
No se abrazan palabras y el terror aglomera
las manos desoladas donde seres sin nombre
buscan con desespero otras manos que salven.
Mentiras divididas pegando al viento-muro
donde el maná no llega porque sobra grosura...
se esconden reafirmadas por el miedo y el odio,
mientras hambre y miseria ahogan los futuros.

Debajo de las piedras clama el crujir de huesos,
los odios fraternales que en mitad de la muerte
provocan en las guerras partos interminables
sin contar nacimientos. Mientras, se hace imposible
que los niños se duerman sin temor a la noche,
las miradas seguras busquen el horizonte,
la tierra en agonía sea limpia de la sangre
que ha tornado la historia en perennes sollozos.

El Universo es uno para lo repudiable:
Surgen los alaridos de todas las esquinas,
del fondo de los mares, la inmensidad del cielo,
todos los elementos y todas las galaxias...
El dolor se hace uno y se expanden razones
para exigirle al mundo retomar la cordura,
terminar con el vicio de las iniquidades
¡Y abrirse en un abrazo donde quepamos todos!

©Rufina

10.12.08

Confesión

Confesión

Si tu dolor no me hiriera,
perdería los caminos
que una vez se marcaran
entre infundados temores.
Buscando en viejos folios
dónde se indenta la tierra,
iniciaría la partida.

Si mi amor no te alcanzara,
negaría las razones
para merecer la vida,
y convocados los odios,
justo en medio de la guerra
-consagrados los rencores-
¡Moriría la poesía!

Si tu dolor no me hiriera.
Si mi amor no te alcanzara...


©Rufina

Tengo todo el tiempo


Tengo todo el tiempo

Hoy, tengo todo el tiempo.
Puedo hacer lo que quiera: irme a dormir temprano,
intentar leer un libro, (o tal vez terminarlo)...
organizar mi estudio o escribir un poema.
Puedo arreglar la casa, adornar una mesa,
planchar unos manteles y perfumar la cama.
Pero en lugar de eso, me detengo con calma
ante el ajado espejo que fuera mi amigo un día
y descubro una piel con poros dilatados
que yo no conocía, un escaso cabello,
verrugas incontables alrededor del cuello.
Las canas son muy pocas:
las tengo casi todas perdidas en las cejas...
Pero esos son mis ojos,
¡tan claros y sonrientes como lo fueron siempre!
Mis labios aún carnosos,
extrañan esos besos que alguna vez tuvieron
y sonríen recordando alguna travesura,
mostrándome unos dientes que orgullosa conservo.

Mi cuerpo ha cambiado al paso de los años,
dejando que el descuido le gane la partida.
Mis pechos han caído y el sobrepeso infame
ha construido llantas sobre la línea brava
que un día fue mi cintura.
La curva en las caderas, hasta hace poco suave,
no ha perdido la gracia del sensual movimiento,
pero sí alguna forma... ¡y eso sí que es muy grave!
Me río de mí misma al recordar mi empeño
de mantener mi vientre más plano de una loza,
porque me miro ahora y veo que fue inútil
tanto dolor y esfuerzo...
Pero parir exige de algunos sacrificios
y el amor pudo más que mi perfecto sueño.

Hoy, tengo todo el tiempo
para hacer muchas cosas,
pero me he decidido por sentirme contenta,
y hasta complacida con la forma en que luzco.
Ya no soy la belleza que era hace unos años,
además de las canas, este escaso cabello,
los lunares crecidos que circundan el cuello
y las libras atroces que hoy soporto de más...
Tengo una vida hermosa, vivida en mil maneras
con la sabiduría de haber perdido guerras,
haber ganado otras...
Con éstos, mis ojos, tan claros como honestos
y la misma sonrisa de los labios carnosos
que esperan por el beso.

Hoy no me falta nada.
Hoy tengo…
¡todo el tiempo!

©Rufina

Ser

Cuando la luz de la aurora déjase ver,
bendigo al amanecer: ese grandioso milagro
que hace de mi vida el atrio a miles de maravillas...
¡Y gracias doy de rodillas por el regalo del ser!

Rufina

Aquí de nuevo...


Debo pedir disculpas. Como saben, los 15 no llegan solos, y cuando los achaques tocan, toca a veces tomarse un tiempo para reponerse. De esta última hospitalización al menos surgió la buena noticia de que no hay nuevos daños, sino que han "desaparecido" pequeñas lesiones en mi cerebro y hay una 'remisión'. ¡Luego de 38 años viviendo con esclerosis múltiple!
Bueno, como saben, me reafirmo en el hecho de que soy una mujer bendecida... ¡y a ponerme al día! Gracias a Fuensanta por estar acá al cuidado de este espacio.
Un besote, Rufis

Me declaro vivo

Este texto me fue enviado y me pareció interesante. Disfrútenlo.

La vida es un canto a la belleza, una convocatoria a la transparencia.... Saboreo cada acto.
Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí, entonces me portaba como los demás querían y mi conciencia me censuraba. Menos mal que a pesar de mi esforzada buena educación siempre había alguien difamándome. ¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó que la vida no es un escenario! Desde entonces me atreví a ser como soy! He viajado por todo el mundo, tengo amigos de todas las religiones; conozco gente extraña: vegetarianos que devoran al prójimo con su intolerancia, personas que caminan con un cartel que dicen: “Yo se más que tu”; médicos que están peor que sus pacientes, gente millonaria pero infeliz, seres que se pasan el día quejándose, que se reúnen los domingos para quejarse por turnos, gente que ha hecho de la estupidez su manera de vivir. El árbol anciano me enseñó que todos somos lo mismo. El que tu no veas los átomos, no significa que no existan. Por eso es muy importante que sea el Amor lo único que inspire tus actos. Sin Amor nada tiene sentido, sin Amor estamos perdidos, sin Amor corremos el riesgo de estar de nuevo transitando de espaldas a la luz. En realidad, sólo hablo para recordarte la importancia del silencio. Anhelo que descubras el mensaje que se encuentra detrás de las palabras; no soy un sabio, sólo un enamorado de la vida. El silencio es la clave, la simplicidad es la puerta que deja fuera a los imbéciles. La educación oficial te prepara para que seas tu propia interferencia. Es interesante ver cómo los programas educativos eligen cuidadosamente todo lo esencial para descartarlo; así, no se enseña a vivir ni a morir, a amar ni a reír. La gente feliz no es rentable, con lucidez no hay necesidades innecesarias. No es suficiente querer despertar, sino despertar. La mejor forma de despertar es hacerlo sin preocuparse porque nuestros actos incomoden a quienes duermen al lado. Recuerda que el deseo de hacerlo bien será un interferencia; es más importante amar lo que hacemos y disfrutar de todo el trayecto; la meta no existe, el camino y la meta son lo mismo, no tenemos que correr hacia ninguna parte, sólo saber dar cada paso plenamente. No, no te resistas, ríndete a la vida, quien acepta lo que es y se habilita para hacer lo que puede, entonces se encarnan las utopías y lo imposible se pone a disposición. La mejor manera de ser feliz es: “ser feliz”; reconstruye tu raíz y saborea la vida; somos como peces de mares profundos, si salimos a la superficie reventamos. La frivolidad y la intrascendencia condenan la vida a la muerte. Cuando somos más grandes que lo que hacemos, nada puede desequilibrarnos, pero cuando permitimos que las cosas sean más grandes que nosotros, nuestro desequilibrio está garantizado. El corazón está en emergencia por falta de amor, hay que volver a conquistar la vida, enamorarnos otra vez de ella; nuestro potencial interior aflora espontáneamente cuando nos dejamos en paz. Quizá sólo seamos agua fluyendo; el camino nos lo tenemos que hacer nosotros, mas no permitas que el cauce esclavice al río, no sea que en vez de un camino tengas una cárcel. La infelicidad no es un problema técnico, es el resultado de haber tomado el camino equivocado. Amo mi locura que me vacuna contra la estupidez, amo el amor que me inmuniza ante la infelicidad que pulula por doquier, infectando almas y atrofiando corazones. El amor es, a nivel sutil, la esencia de nuestra instancia inmunológica. Sin amor, el síndrome de inmunodeficiencia será adquirido inevitablemente y ello es mortal. Desde mi corazón indígena sospecho que ser infeliz es una evasión. ¿Cuán fácil es hacer tonterías en este mundo moderno! Sospecho que el hombre empezó a equivocarse hace mucho tiempo, es decir que ya es tiempo de rectificar la marcha, y reorientando el paso, retomar la sagrada senda del sol. No es posible llegar a nuestro sitio sin trascender el egoísmo; no es posible acceder a la vida plena sin haberse purgado previamente de miedos y temores. La gente está tan acostumbrada a complicarse, que rechaza de antemano la simplicidad; la gente está tan acostumbrada a ser infeliz, que la sensación de felicidad les resulta sospechosa; la gente está tan reprimida, que la espontánea ternura le incomoda y el amor le inspira desconfianza. Hay cosas que son muy razonables y… apestan. Ya no podemos perder el tiempo en seguir aprendiendo técnicas espirituales cuando aún estamos vacíos de amor. Un día permitimos que nos esclavizaran y ni siquiera existe. El amo resultó ser un fantasma manejado a control remoto por quienes nos precisan domésticos. Quienes no están preparados para escuchar tienen la recompensa de no enterarse de nada. Disfruta de lo que tienes, recibe lo que venga, crea e inventa lo que necesites, haz solo lo que puedas, y fundamentalmente celebra lo que tengas. La vida es un canto a la belleza, una convocatoria a la transparencia, cuando esto lo descubras desde la vivencia, el viento volverá a ser tu amigo, el árbol se tornará en maestro y el amanecer en ritual, la noche se vestirá de colores, las estrellas hablarán el idioma del corazón y el espíritu de la tierra reposará otra vez tranquilo. No importa lo que digan de ti… Los que lo demás esperan de ti pueden convertirte en una cárcel; digan lo que digan de mí yo soy el que soy.

Gentileza, Pablo Holmes Brown

24.8.07

Punto de fuga


Se deshoja la noche
sobre un regazo de pechos desnudos.
¡Le viste de luciérnagas!

©Rufina

Punto de fuga 2


Punto de fuga

Desde aquí se percibe ocaso,
brisa que empuja montañas.
Su oscura sonrisa roba luces
deteniendo esperanzas
-casi- llegando al cielo.

Cuando la luz se aleja,
tiemblan las divisiones haciendo más intensa
-en menos de un segundo-
la incomprensible angustia de no tener espacio
para lanzar los sueños...
¡empujarlos al vuelo!

El derrame de negro esparce los fantasmas
en conceptuales formas donde alas cercenadas
sangran profusamente sobre un sol moribundo,
y la tierra se tiñe
de naranjas... ¡y rosas!

Melodías de llanto saludan a la luna
que vestida de oro celebra despedidas,
sale de su escondite y hace acto de presencia
en el salón de fiesta que refleja los brillos
de un universo oscuro...
que dejará de serlo.

Desde aquí se contemplan inequívocos ciclos
donde se manifiesta la genuina fusión
entre la vida y muerte.
El infinito muestra milenarias verdades
que serán desde siempre.

Cuando la luz se aleja
se despierta la urgencia de reinventar misterios
con el afán inútil de siempre perpetuarles,
y la conciencia duerme bajo la sombra imberbe
de un descuidado sueño
que quedara olvidado.

Desde aquí el Universo
pareciera burlarse al subrayar obseno
la penosa certeza de nuestra humana escoria
con el enorme alcance
de su infinita fuerza,

y mueve las montañas vertiendo sobre ellas
la sangre de las alas...
¡de quienes le han retado!

©Rufina

15.7.07

Si yo supiera


De gritos

los aires

me descosen

al filo,

no entiendo

cómo estuvo

este mundo

- aparte .



¿Me perdí de algo?



no recuerdo

ya ni su nombre,



¿quién lo blogger?



Ruffina sube versos

por lo que veo,

¡preciosos!

- por cierto -



y ¿cómo lo hace?

¡no lo se!

como siempre,

de cofradías se muy poco,

pero de locuras se suficiente

o demasiado

- según se vire -



Fuensanta








9.7.07

Indetenible


Como si los infiernos reafirmaran presencia,
la tierra que se muestra ajena a la prolífera extensión
de madrigueras fungiendo en muladares
donde es amor el vicio malsano
ennoblece necias pretenciones,
reclamando ajenos territorios,
indiferente al desmembrado hado
que puja por sobrevivir.

Proyectando vapores se siente en la piel
su inherencia a una vida que, maleada,
define distancias hechas enorme escollera,
insalvable para quien no se asume
de por vida inquilino
de este espacio prestado:
hoguera de los sueños de heredados milenios
guardados, olvidados...
que hoy son ceniza.

©Rufina